SALUDOS DESDE MI NUEVA CASA:
¡EL BOSQUE DEL CICLO VERDE!

Durante uno de mis múltiples viajes que realizo cada año desde el Polo Norte, descubrí un lugar fantástico que me invitó a tener una segunda casa, un sitio donde no hacía tanto frío, que estaba lleno de árboles de Navidad y de familias que alegraban mi espíritu con sus risas. Había música navideña que flotaba en el aire y se mezclaba con el humo de las fogatas dando calor y vida a todo el bosque.

El lugar, con su magnetismo, me llamó. Hallé una pequeña cabaña y pedí a mis duendes que me ayudaran a transformarla para convertirla en un espacio donde los niños de México, y por qué no, de otros países, pudieran saludarme y platicarme si se portaron bien durante el año. Mis duendes, al ver el hermoso bosque, rápidamente se contagiaron de mi entusiasmo y me pidieron construir una villa, con pequeñas casitas y donde nevara como en el Polo Norte, para no extrañar la “Blanca Navidad”. Llamamos Korvatunturi a esta comarca, en la que también instalamos sucursales de mi correo y oficinas particulares para otorgarles a los pequeños su Certificado de Buena Conducta.

Justo al lado de este pueblito, los traviesos duendecillos encantaron una zona del bosque, que al caer la tarde, se llena de magia, luces y color. El lugar quedó tan bello que desearía quedarme a vivir aquí —¡Jojojo! —. Sin embargo, sólo me es posible permanecer en este sitio tan espléndido por un tiempo limitado, pues tengo que volver el 18 de Diciembre al Polo Norte, donde ya mis renos estarán listos para repartir juguetes en Noche Buena.

A todos ustedes, que algún día fueron niños o son esos pequeños que me esperan junto a su ventana todos los años, les invito a conocer mi nueva casa en el Bosque del Ciclo Verde: ¡donde la ilusión cobra vida!

¡Vengan y vivamos la alegría de la Navidad!